No pasa un día sin que se produzcan ataques entre judíos y árabes israelíes. Un joven palestino de 20 años acuchilló ayer y mató a un anciano de 86 en el asentamiento de Gilo, próximo a Jerusalén. Ninguna organización reivindica las agresiones. Los palestinos implicados en las últimas -tres desde mayo- actúan por cuenta propia.
El homicida, que fue reducido por dos agentes después de atacar a otro policía, residía en un pueblo cercano a Jerusalén Este. Su padre, hermana y cuñado fueron detenidos.
La última semana ha sido pródiga en altercados. Grupos de colonos judíos han atacado a campesinos palestinos, a soldados israelíes y han dado una paliza a un fotógrafo de Reuters en Hebrón. Radicales de extrema derecha han quemado media docena de casas de árabes en Tel Aviv, han agredido a trabajadores de la limpieza árabes y propinado golpes y apedreado a transeúntes palestinos en Jerusa
