viernes, 23 de enero de 2009

LAS CIFRAS DE GAZA

EN GUERRA, LA PRIMERA QUE HUYE ES LA VERDAD
Ana
Se sabe que cuando hay guerra no se dice la verdad y también es cierto que esta guerra fue (¿es?) un pico de una mayor que dura hace ya más de 60 años. O sea, desde la creación del Estado de Israel se miente, sobre todo si sus enemigos no tienen que darles explicaciones a nadie. Nunca tuvieron vocación por ser un estado organizado ni tampoco quisieron asumir la obligación de comportarse civilizadamente. Atentados terroristas, quinta columnistas dentro del estado que se han comportado como enemigos en lugar de ser leales ciudadanos. Todo lo han hecho con el mayor descaro. Basta verlos fuera de sus países, en los organismos internacionales, hablando de Derechos Humanos y votando resoluciones contra la única democracia de Medio Oriente que los respeta, como si ellos fueran adalides en su cumplimiento. Ni hablar de las mentiras que se dicen en los medios cuando se los invita a explicar esta guerra, son tantas que no se sabe por donde empezar a refutarlas. Son mentirosos consuetudinarios y se amparan en su religión como si ella los eximiera de ser honestos. Para completar el panorama tenemos esta noticia. No tengo la menor duda que si Israel fuera todo lo sanguinario que ellos dicen que es los muertos habrían sido muchos miles, ¿alguien tiene duda de esto? Pero ni siquiera lo que dijeron es verdad. Ahora se están armando nuevamente, reconstruyen sus túneles y se preparan para otra vuelta. Lean este artículo y entérense, la verdad refresca el espíritu y nos libera de muchas angustias.

Digo yo: ¿Cómo se castiga a los mentirosos para que no mientan más? ¿Cómo se castiga a quienes sacrifican a su gente y se escudan en ella escondiéndose cobardemente como topos? ¿Qué castigo deberían aplicarles para que no maten a gente inocente, inclusive la propia?

El mundo, en lugar de pretender juzgar a los que defendieron a un estado soberano para terminar con esta lacra ¿no sería más justo si juzgara a quien lo atacó sin causa? Tienen sus nombres, sus declaraciones y sus acciones, ¿qué más quieren?

¿O quizá el mundo piensa que si se mata, aterroriza o tortura a la propia gente, no es un delito de lesa humanidad mucho más grave que el que se defiende del ataque exterior, si es que Israel lo hubiera cometido? ¿No será que las primeras víctimas del delito de lesa humanidad son las del Terrorismo de Estado, las que produjo la guerra entre Al Fatah y Hamás? ¿No será hora de ayudar a los palestinos indefensos, víctimas de estos delirantes? ¿Se puede ser tan parcial?

Mundo: ¿No hiciste ya bastante daño a los judíos durante 2000 años? Ahora ya no te molestan más, han decidido que no les importas, no te necesitan para tener una vida rica, productiva y poder bailar alegre y libremente en sus calles. ¿Qué tal si los dejamos en paz y alguna vez somos capaces de ser justos con ellos? ¿Qué tal si los ayudamos, por una vez en la vida, a que se defiendan ahora que tienen las armas que los protegen de la locura de hoy muy parecida a la de ayer? ¿Otra vez estás dispuesto a sacrificarlos? Ahora te va a ser un poco más difícil... Mundo, me tenés harta.

Palestinos contra Hamás


Habitantes de Gaza se quejan de que Israel ha destruido sus casas porque el movimiento radical las utilizó como cuarteles y puestos de tiro
23.01.09 - Cuando Mohamed Sab Alla pudo regresar a su casa en Beit Lahia, el domingo de la tregua, abrió la puerta de su habitación de matrimonio y encontró mutiladas en el suelo una pierna y parte de la columna vertebral de un combatiente de Hamás. El resto del cuerpo había desaparecido en un brutal estallido de carne y sangre, que todavía ayer no se había secado, desparramado por paredes y techo en una mancha sobrecogedora.
Aprovechando que Mohamed, tendero de 52 años, su esposa y sus diez hijos habían tenido que huir del piso amenazados por las bombas de Israel, los islamistas lo tomaron como base militar para esconderse y hacer su guerra, y en mitad de un combate desde la ventana del dormitorio, el miliciano fue alcanzado por el proyectil del Ejército judío que le desintegró. El socavón ha descerrajado la vivienda. El Kalashnikov del muerto apareció tirado por ahí, y en otros rincones munición, restos de comida, chalecos antibalas y pertrechos, que estos días han pasado a recoger desconocidos con pinta de guerreros temerarios.
Mohamed nunca se mezcló con esa gente, reclama con rotundidad, pero ellos, los de Hamás, no han tenido reparos en profanar su casa, convertirla en objetivo de los ataques de Israel y dejarla hecha una ruina. Igual que las de tantos vecinos de Beit Hanun o Yabalia, escenarios supremos de la batalla, donde muchos civiles se han explicado demasiado tarde que sus pisos acabaron calcinados bajo el fuego israelí porque Hamás los convirtió en cuarteles.
«Si, mientras sus jefes siguen ocultos bajo tierra, Hamás ha utilizado nuestros hogares para esta lucha que nos ha arrastrado 2.000 años atrás. Cuando ganaron las elecciones, aunque no les voté, creí que nos traerían cambios. ¡Pero esto es el cambio! tener que vender la casa que construí en cincuenta años de trabajo, porque ya no puedo vivir en ella» explica Hail, funcionario del Gobierno.
Los civiles de Gaza están hartos de abusos. De que les maten, les utilicen, les pongan como excusa o como escudos, y que al final, les toque pagar siempre a ellos. De Israel esperan cualquier cosa: los más de 1.300 muertos que ha causado y las prácticas más odiosas, entre las que se cuentan, hace ya muchas campañas bélicas, aquello de violar las casas familiares para montarse un puesto de tiro.
En esta guerra, no han ahorrado atropellos. En Geseaa, camino de Yan Yunes, Ismail Nayan juraba que tardó tres días en apagar las «esponjas de fósforo blanco» que los aviones lanzaron contra su casa. Hamás le ha dado poco menos de 800 euros para un alquiler. Desde Beit Lahia, Hekmal Aatar, padre de seis hijos, relataba: «Los soldados judíos me taparon los ojos, me maniataron y me tuvieron cuatro días como escudo humano delante de uno de sus tanques, luego me llevaron a una cárcel de Beer Sheva y me trataron como si estuviera en Guantánamo»,
Pero que Hamás haya campado dando síntomas de grave desprecio hacia su pueblo no está siendo fácil de tragar. La calle se fractura y se ha radicalizado con respecto a sus dirigentes islamistas. «La gente está asustada, Hamás se mueve por reglas y si estás en contra te van a matar», explica el anciano Abú Abed, reacio a extenderse en reproches mientras aprieta los dientes frente a su casa convertida en polvo. En el otro lado, son muchos los que cantan victoria. «Incluso si nos hubieran matado a todos, apoyamos la resistencia -proclama Tahsi Nayar, de 36 años y monumental barba acorde con el 'look' del movimiento radical-. Estamos listos para sacrificar nuestras casas y nuestras familias. Soy de Hamás, todos somos de Hamás».
Más bombardeos
Ayer, la capital de Gaza se despertó en el cuarto día de la tregua unilateral de Israel y Hamás ensordecida por el estruendo de los cañonazos obsesivos de la Marina judía frente a sus costas. Los disparos, que arrancaron pocos minutos después de las siete de la mañana, empezaron impactando en el agua, donde faenaban pequeñas embarcaciones de pesca palestinas, aunque posteriormente alcanzaron tierra, donde hirieron al menos a cinco personas.
Uno de los proyectiles a punto estuvo de causar graves daños al caer apenas a cien metros de un centro de distribución de ayuda de la ONU, que se encontraba vacío.

miércoles, 21 de enero de 2009

Balance en Gaza


Persisten elementos que, a corto y medio plazo, pueden obligar a Israel a repetir acciones punitivas si Egipto, la Unión Europea, Estados Unidos y los mismos palestinos no aíslan y neutralizan a las bandas de asesinos.

Serafín Fanjul
En algo discrepamos de los mandatarios israelíes cuando, en plena crisis de Gaza y dirigiéndose a los europeos, se formulaban la pregunta retórica "¿Ustedes qué harían si su territorio fuera atacado?", queriendo significar que, al igual que ellos, los de acá defenderían a su pueblo de los terroristas. Y discrepamos porque, en el caso español, no hay ningún indicio de que Rodríguez (y compañía: no la olvidemos) tuviese la menor intención de mover un dedo para salvaguardar las vidas y haciendas de la población española. Rodríguez y su inmenso aparato de propaganda se aplicarían a convencer y halagar a su tropa con la idea de que los verdaderos culpables de los ataques eran las víctimas y quienes osáramos protestar por tal collonería. Y seguirían los atentados. No es una suposición maligna, sino mero recordatorio de las actuaciones de Rodríguez desde marzo de 2004: el culpable de los atentados de Atocha, el Gobierno de Aznar; los culpables de los crímenes de ETA, las víctimas del terrorismo (con proceso contra Alcaraz incluido); el atentado de la T-4, obviado con gallardía ejemplar para seguir negociando con la banda terrorista. Y así.

Pero esas son consideraciones de política interior española. Por lo que respecta a la situación en Israel-Palestina, cabe apuntar varios hechos incontrovertibles: Israel sólo ha utilizado una mínima parte de su capacidad militar, midiendo sus movimientos y las consecuencias de los mismos, de lo contrario el número de víctimas habría sido infinitamente mayor, caso de haber entrado en la "guerra total", como aseguraban los medios gubernamentales y carroñeros españoles, es decir casi todos; Hamás ha quedado gravemente tocado, aunque no eliminado, como habría sido de desear, por el bien de los palestinos y de la estabilidad en la zona; Israel ha reducido espectacularmente sus pérdidas (doce muertos, la mitad por errores de "fuego amigo"); Hamás –como estaba previsto– se ha proclamado vencedor por el mero hecho de que Ismael Haniye sigue vivo (no está nada claro que a Israel interese la desaparición física y total de Hamás, si se limita a la acción política, y como contrapeso a la OLP); la toma de una ciudad superpoblada implica graves problemas humanos para atacantes y atacados (a no ser que se recurra a bombardeos de exterminio como los de Dresden, Hamburgo o... Caen y St. Lô) que Israel ni quiere ni puede asumir; la retirada inmediata constituye un gesto para allanar el camino al nuevo presidente de Estados Unidos a fin de que garantice la paralización de los atentados terroristas.

El nuevo Gobierno americano, Mahmud ‘Abbas y su Autoridad Nacional Palestina son los beneficiarios del alto el fuego: ahora está por ver que unos y otros arrinconen a las bandas terroristas (que no es sólo Hamás) y se pueda continuar el tímido e incipiente proceso de paz que debe culminar –ojalá sea pronto– en la constitución de un Estado palestino que colabore con Israel, conscientes de que ésa y no otra es la salida real al conflicto. Y, sobre todo, que trabaje. Sin embargo, persisten elementos que, a corto y medio plazo, pueden obligar a Israel a repetir acciones punitivas si Egipto, la Unión Europea, Estados Unidos y los mismos palestinos no aíslan y neutralizan a las bandas de asesinos. Ni Israel es un trasunto de los reinos cruzados (error de bulto que cometen los grandes estrategas palestinos) ni los judíos del siglo XXI se van a dejar degollar. Un aspecto de la cuestión sistemáticamente desconocido por la progresía europea, incapaz de entender el mundo por vías distintas a las de sus propias inconsistencia y frivolidad.

Los ciudadanos palestinos de Israel frente a Gaza


La ofensiva israelí debilita a las voces moderadas en el mundo árabe

Por Mohammad Darawshe, 21 de Enero de 2009
Nosotros, ciudadanos palestinos de Israel, tenemos un especial interés en un acuerdo de paz entre nuestro pueblo y nuestro Estado, dice el autor. El mundo árabe está preparado para aceptar a Israel con sus fronteras anteriores a 1967.

(Desde Jerusalén) UNA VEZ MÁS, MI PAÍS entró en guerra contra mi gente. El ser un palestino ciudadano de Israel nunca ha sido fácil, y ha sido especialmente difícil estas últimas semanas, durante la ofensiva israelí en Gaza.

Por un lado, los líderes de Hamás nos pidieron abrir un frente interno contra Israel; por otro, los judíos de Israel nos pidieron lealtad incondicional y patriotismo. No podíamos satisfacer a ninguna de las partes. Más bien, fuimos forzados a tomar una postura equilibrada: acometiendo nuestro deber civil de custodiar el orden público y mantener la confrontación alejada de nuestro país, perseverando mientras asimismo en nuestro deber moral y nacional de oposición a la guerra y a su naturaleza salvaje.

UNA DEMOSTRACIÓN DE FUERZA

Al comienzo de la ofensiva israelí, muchos esperaban que se tratara de una campaña militar de 2 ó 3 días diseñada para reorganizar las cartas políticas y diplomáticas en la región. De hecho, Israel tomó ventaja al abrirse una temporal ventana a la oportunidad: Europa estaba aún inmersa en el sopor de las vacaciones invernales, y la administración Bush quiso dar a Israel un regalo de despedida. Además, el público israelí fue reclutado para la misión, cuyo principal objetivo era recordar en la región que no tiene miedo a desafiar a nadie, y de que es totalmente capaz de emprender una fuerte venganza. De algún modo, era una demostración de fuerza, una advertencia de que, si no es respetado, Israel puede volverse loco y romper las reglas. Y de hecho el liderazgo israelí se volvió loco durante estas pasadas semanas: ningún sabio liderazgo se preocupó por el largo período jamás soñado en el que se infligió tanto dolor y devastación sobre sus vecinos de al lado, y causando tantas víctimas. Seguramente, llevará muchos años restaurar incluso la mínima fe entre israelíes y palestinos.

Muchos aducen que era necesario debilitar a Hamás y reducir su influencia sobre los palestinos moderados, para permitir posteriormente colaborar en las negociaciones de paz con Israel. La verdad del asunto es que los palestinos moderados han salido debilitados del conflicto, como resultado de no haber apoyado a su gente. Mahmoud Abbas ha perdido mucha de su credibilidad y popularidad entre su propio pueblo, y entre el mundo árabe en general. Necesitará un gran acuerdo de ayuda si quiere remontar de su actual bajo podio.

MANTENER LA CORDURA… Y LA LEGITIMIDAD

En medio de todos los acontecimientos de las pasadas semanas, nosotros, los palestinos ciudadanos de Israel, hemos tenido que mantener nuestra cordura. Nuestra conciencia nos recomendaba ejercer la prudencia y contención para no desatar la escalada en la situación y traspasarla a Israel. Nos recordaron la vida posterior a la guerra, desde el día en que la guerra termina, en que nos reencontraremos una vez más en la incómoda situación de ser una minoría nacional palestina en Israel. Pese a todo, era una pugna, y la pasión llevó a muchos de nuestros jóvenes a involucrarse en las protestas para terminar con la locura y detener a Israel en su continuidad con la ofensiva. Muchas manifestaciones se llevaron a la práctica, y más de 700 de nuestros jóvenes más excelentes fueron arrestados, con muchos de ellos aún en prisión.

Nuestro liderazgo político había reclamado las manifestaciones, pero también habían pedido que no fueran violentas, y que evitáramos enfrentamientos con la policía israelí, capaces no sólo de provocar víctimas como en octubre de 2000, también de ensanchar la brecha entre los palestinos israelíes y los judíos. Varios grupos racistas usaron esta brecha para reclamar la deslegitimación de la ciudadanía árabe de Israel, en última instancia preparando el terreno para una posible transferencia de nuestra población fuera de las fronteras israelíes. Estos grupos incluso tuvieron éxito con su moción en el comité de elecciones contra los únicos dos partidos políticos árabes, prohibiéndoles participar en las próximas elecciones del 10 de febrero. Este intento de transferencia política podría al final terminar en una transferencia física muy temerosa, si bien se están tomando acciones en la Corte Suprema para cambiar la decisión del comité.

TRAER DE VUELTA EL PLAN DE PAZ ÁRABE

Nosotros, ciudadanos palestinos de Israel, tenemos un especial interés en un acuerdo de paz entre nuestro pueblo y nuestro Estado. No queremos seguir siendo ciudadanos condicionales sospechosos de constituir una quinta columna. Queremos ser respetados como totales ciudadanos de Israel, pero al mismo tiempo no queremos renunciar a nuestra capacidad de afectar a la política del país, especialmente aquélla respecto a nuestros hermanos, el pueblo palestino.

Queremos influir en la perspectiva israelí hacia los palestinos en particular, y hacia los árabes en general. El plan de paz árabe debe ser devuelto a la vida y presentado a los israelíes, para que éstos no puedan esconderse de la realidad: el mundo árabe está preparado para aceptar a Israel con sus fronteras anteriores a 1967. Los líderes israelíes no se han dado por enterados, así que pueden continuar justificando su agresividad hacia los palestinos. Cuanto más tiempo lo hagan, más irán debilitando las voces moderadas en el mundo árabe. A pesar de flexionar sus músculos, Israel debería mostrar su buena voluntad aceptando el acuerdo de plan árabe y dando los pasos necesarios para implementarlo.

Mientras tanto, continuaremos lamiendo las heridas abiertas de los habitantes de Gaza y enviándoles comida para comer, medicamentos para aliviar su dolor, mantas para mantenerles cálidos, cemento para ayudarles a rellenar los agujeros de sus muros, y amor para que sepan que no están solos.

Es también hora de la unidad palestina, sin ella los palestinos nunca recibirán su propio Estado.

martes, 20 de enero de 2009

Carta a los palestinos de Gaza


La cantante israelí, más conocida como Noa, es reconocida internacionalmente por sus actividades a favor de la paz. En este texto, traducido al castellano por el uruguayo Egón Friedler, expresa una vez más su posición anti bélica.

Es con el corazón apesadumbrado que les escribo hoy. Gaza está ardiendo. La frontera con Israel está bajo fuego. Niños en ambos lados de la frontera están aterrorizados, traumatizados, heridos en cuerpo y alma. ¡Valiosas vidas se pierden a cada instante! ¡Corre la sangre! ¡Abundan el dolor y las lágrimas!
Lamentablemente eso nos es familiar, demasiado. Estoy sentada en mitad de la noche en mi hogar junto al mar. Ese mar que es nuestro, el Mediterráneo, nuestra cultura, el de nuestro pueblo andariego, el de los sin hogar, los nostálgicos, los constructores, los sobrevivientes. Nuestros sueños son como las olas, y dialogan con la luna y las estrellas sobre la eternidad.
Desde ese fatídico día de 1994 cuando asesinaron a Rabin a pocos pasos de donde yo estaba, dediqué gran parte de mi vida pública a cantar y a hablar por la paz. Vi el proceso de paz levantarse y caer como los senos de una mujer respirando durante la noche. Vi muchas oportunidades desperdiciadas. Lamentablemente mucha obstinación, ignorancia y estrechez de miradas se cruzaron por el camino. Un absurdo orgullo pisoteó numerosas esperanzas. Canté y hablé. A veces discutí y abracé a extraños. Muchas veces me conmoví hasta las lágrimas e hice los amigos más inesperados. Amigos por quienes cruzaría fronteras bajo fuego para darles protección. Y hoy yo digo esto: tenemos un enemigo común, un enemigo terrible, y tenemos que unirnos para vencerlo. Ese enemigo es el fanatismo, amigos míos. Ese enemigo es el extremismo en todas sus grotescas manifestaciones. Ese enemigo está encarnado por todos aquellos que colocan a Dios por encima de la vida, que pretenden que Dios es su espada y su escudo y que combaten por él. Todos ellos son víctimas de un horrible fanatismo. Yo a menudo hablé contra el fanatismo en mi país, porque lo considero detestable. En el gobierno, en las colonias en Cisjordania, en las sinagogas.
Muchas veces arriesgué mi carrera y mi bienestar en esa lucha. Ahora veo el horrible rostro del fanatismo, veo sangre en sus manos y conozco uno de sus muchos nombres: Hamas. Ustedes conocen a este terrible monstruo. Saben que viola a vuestras mujeres y envilece a las inocentes mentes infantiles. Ustedes saben que educa para el odio y la muerte. Ustedes saben que es chauvinista y violento, codicioso y egoísta, y que se nutre de vuestra sangre mientras evoca el nombre de Alá en vano, se oculta como un ladrón y utiliza a inocentes como escudos humanos, utiliza mezquitas como arsenales, miente y estafa, y los usa a ustedes como rehenes. ¡Yo sé que eso es verdad y que ustedes lo saben! Pero no pueden hablar por miedo. Pero yo sí puedo hablar.
Tengo el privilegio de vivir en una democracia donde las mujeres no son objetos, sino presidentes, donde una cantante puede decir lo que se le antoja. Yo sé que ustedes no tienen ese privilegio (pero estoy segura de que algún día lo alcanzarán, inshalla).
Yo sé que ustedes están hartos de ser mantenidos como rehenes por ese demonio, esa terrible bestia, que está en Gaza, pero también está en Irak, en Afganistán y en todas partes. ¡Pero ustedes son un pueblo destinado a florecer en paz! ¡Su majestuosa historia ofrece abundantes testimonios de creatividad en la literatura, la ciencia, la música!
A veces los veo en las calles, haciendo manifestaciones de apoyo a los monstruos, gritando muerte a los judíos, muerte a Israel. Pero yo no les creo. ¡Sé dónde está vuestro corazón! Está donde está el mío, con mis hijos, con la tierra, con el cielo, con la música, con la esperanza. Yo sé que en el fondo de vuestros corazones ustedes desean la derrota de la bestia llamada Hamas que los ha aterrorizado y asesinado, que ha convertido a Gaza en un estercolero de pobreza, enfermedad y miseria, y los ha sacrificado en su sangrienta locura de orgullo y codicia. Mis hermanos, lloro por ustedes y también por nosotros. Lloro por mis compatriotas que sufren por las bombas arrojadas en el Sur, en el Norte y en todas partes. Lloro por los soldados secuestrados y muertos, por las familias enlutadas, por la inocencia perdida para siempre. Pero lloro especialmente por ustedes porque conozco vuestro sufrimiento. Sólo espero que Israel pueda hacer la tarea que debe ser hecha y finalmente logre librarlos de este cáncer de fanatismo llamado Hamas. Y espero que un resto de compasión aún exista en sus corazones para que dejen de usarlos a ustedes y sus hijos como escudos humanos.
Y quizás tengamos una oportunidad de caminar despacio el uno hacia el otro y darnos tímidamente las manos, mirarnos en los ojos llenos de lágrimas y decir con voz ahogada: "Shalom, salam. Ya basta. Ya basta, hermano mío".
¿Quieres un café? Quédate un poco, hablemos, conocemos las palabras y las canciones y sabemos cuál es el camino.

Shalom. Salam. Con un corazón quebrado que aún añora el amor. Vuestra amiga,

Noa.

Otra visión del conflicto de Gaza


Ignacio Purroy

RESULTA imposible después de tantos días viendo continuamente por las distintas televisiones escenas de destrucción de edificios, muerte y desolación por las calles, madres gimiendo de dolor al lado de niños muertos por las explosiones y alineados en las calles de las ciudades de Gaza, no sentir rabia por tanto dolor desencadenado en este pequeño territorio. Las simpatías instintivas nos llevan al lado de las víctimas. La desproporción de los medios de guerra es también evidente: la mejor aviación de combate, los más modernos blindados, frente a esas lanzaderas rudimentarias de cohetes que también matan.

Por encima de las tristes escenas diarias transmitidas casi en directo de esta guerra declarada sin aparente lógica por Hamás, al romper esta organización palestina la tregua con Israel unilateralmente, tenemos que volver la vista atrás necesariamente si queremos comprender algo de este conflicto.

Un golpe de Estado sangriento de Hamás y un enfrentamiento armado con Al Fatah dio al primero la victoria sobre quién ostentaba la autoridad palestina en los territorios de Gaza y Cisjordania después de las elecciones. Los moderados, con el presidente Abbas a la cabeza, tuvieron que renunciar a ejercer el poder únicamente en el territorio de Cisjordania. Una vez más en estos territorios bíblicos vencía la fuerza sobre la razón de encontrar una solución al conflicto o por lo menos encontrar una forma de convivencia pacífica entre palestinos e israelíes.

Quién mueve los hilos para que la paz, siempre precaria, no se instale en la región.

Retrocedamos algo más en el tiempo: solo por los años 90, cuando la Conferencia de Paz de Madrid, la Autoridad Nacional Palestina reconocía formalmente al Estado hebreo. Habían pasado cerca de 50 años desde que la ONU había aprobado la partición de la antigua Palestina bajo dominio británico en dos estados, judío y palestino, ante la imposibilidad de crear un solo estado que acogiera a los dos pueblos pacíficamente. Después vendrían cuatro o cinco guerras, si contamos la Intifada, para "echar los judíos al mar" y acabar con su Estado. Cuatro derrotas militares de los palestinos y sus aliados árabes, que con los años fueron reconociendo mayoritariamente la realidad del Estado judío. Mientras tanto, el pueblo palestino perdía una vez tras otra las oportunidades de establecerse como pueblo en el espacio designado por las Naciones Unidas.

Como suele ser habitual tras cada derrota militar, el pueblo perdedor iba a estar en peores condiciones de negociar con los vencedores. Este axioma histórico no iba a ser una excepción en el caso de Palestina. Tras las derrotas de 1948 y de 1967, miles de refugiados palestinos armados llegarían a Jordania para formar de hecho un estado dentro del Estado jordano... ¿Qué sucedió? Una agresión brutal de Jordania contra los campamentos palestinos, que ponían en peligro la monarquía del rey Hussein.

Luego vino lo de Líbano. Este pequeño y próspero estado, denominado entonces la Suiza de Oriente Medio, y prácticamente sin ejército, iba a sufrir en su suelo terribles enfrentamientos entre cristianos-libaneses que ostentaban el poder con las facciones armadas palestinas que se habían refugiado en su territorio. Resultado de los enfrentamientos, cientos de muertos, destrucción de grandes zonas de la capital Beirut y, al final, la intervención de Siria e Israel para proteger sus fronteras del norte.

Llegó la invasión de Kuwait por Sadam Husein. Todas las potencias del mundo prácticamente contra el estado agresor de Sadam. Fuera de toda lógica, Arafat apostaba por el caballo perdedor una vez más. Final fácilmente adivinado: la guerra había durado lo que la coalición internacional comandada por Estados Unidos había tardado en cruzar el país de Este a Oeste con sus blindados. Resultado para los palestinos que habían aplaudido el ataque iraquí: expulsión en masa de miles de ellos que trabajaban en el rico país petrolífero.

Mientras tanto, el Estado hebreo crecía considerablemente en población y esta se duplicaba casi en 25 años. Primero llegarían los judíos rusos cuando la URSS ya vislumbraba su descomposición; luego, huyendo de la guerra de Eritrea, miles de judíos etíopes; últimamente, judíos argentinos huyendo de la crisis económica de su país.

Los trabajadores palestinos ya no eran imprescindibles para los trabajos agrícolas y de la construcción, donde mayoritariamente trabajaban. Además, para muchos no eran de fiar por la posibilidad de cometer actos terroristas. Estos últimos años, miles de trabajadores tailandeses y filipinos venían a sustituir a la mano de obra de palestinos que engrosaban las cifras de parados.

Los palestinos parecían no poder hacerlo peor, y sus líderes, aparentemente hermanados en una causa común, escenificarían un conflicto con muertos entre Al Fatah y Hamás con el resultado conocido: el presidente electo refugiado en Cisjordania.

¿Puede un pueblo, o sus líderes, equivocarse tantas veces seguidas y no aprender de la historia, sin suponer que hay intereses estratégicos de algunos países árabes a los que no les interesa que el conflicto palestino judío entre en vías de solución? Habría que preguntar a los países corruptos del entorno si no les interesa más distraer a sus ciudadanos con lo que pasa en Palestina que resolver sus enormes problemas de pobreza y de corrupción. También a los fundamentalistas religiosos, al terrorismo global que necesita de alguna justificación para luchar contra las potencias del mal encabezadas por Estados Unidos y la descreída Europa, hasta que no abracen la causa del islam. Mientras tanto, el pueblo palestino se parece cada vez más a un rebaño conducido por sus líderes al matadero. Y a diferencia de los judíos, que eran introducidos en los campos de exterminio nazis a culatazos, muchos palestinos piensan dirigirse al Edén con el kalashnikov en sus manos.

Desgraciadamente, sólo la retransmisión en directo -generalmente de uno de sus bandos- no ayuda por sí sola a alcanzar las claves del conflicto. El pueblo palestino debe resolver primero sus problemas internos y reconocer que será mejor tener una buena vecindad con los judíos y no empeñarse en atacarlos sistemáticamente. La población palestina, una de las mejor preparadas del mundo árabe, se merece algo mejor que la ratonera donde se han empeñado en encerrarla algunos de sus líderes.

lunes, 19 de enero de 2009

Hamás promete rearmarse


A pesar de los esfuerzos internacionales y de Israel

Hamás prometió rearmarse a pesar de los esfuerzos internacionales y de Israel para prevenir que el grupo terrorista islamista reponga su arsenal de cohetes y otras armas, en Gaza después de la guerra.
"La fabricación de santas armas es nuestra misión y sabemos cómo adquirir armas", declaró el portavoz de la organización terrorista, Abu Ubaida.
Con su rostro enmascarado con un pañuelo, dijo que sólo cuarenta y ocho terroristas de Hamás resultaron muertos en la operación del Ejército en Gaza. Los palestinos informan que por lo menos mil trescientas personas murieron en la Franja en las últimas tres semanas, y el Gobierno alega que al menos quinientos de ellos son miembros del grupo.
Abu Ubaida continuó alegando que "todas las opciones estarán abiertas" si Israel no retira sus tropas de la Franja de Gaza en una semana, una demanda planteada por Hamás cuando se anunció el alto el fuego.
El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, llamó al jefe de Hamás, Jaled Mashal, y le felicitó por su "victoria" en las batallas contra los soldados israelíes en la Franja de Gaza.
Según el informe, Ahmadineyad le recalcó que "este es sólo el comienzo de la victoria." Agregó que "la presión debe ser ejercida para una retirada completa" de los soldados y la apertura de los pasos fronterizos con Gaza.
El presidente iraní continuó diciendo que "los sionistas criminales deben ser procesados".

La iniciativa de paz árabe no seguirá para siempre

Mubarak: Hamás provocó a la ofensiva israelí

El rey de Arabia Saudita, Abdalá bin Abdelaziz, anunció una donación de 1.000 millones de dólares para la reconstrucción de la Franja de Gaza.
El monarca saudita hizo el anuncio en el discurso que pronunció durante la cumbre económica árabe que se abrió en la capital kuwaití, con la presencia de unos veinte jefes de Estado de la región.
En su mensaje, Bin Abdelaziz criticó en duros términos a Israel por haber lanzado sus ataques contra Gaza, a partir del 27 de diciembre, que han causado unos 1.310 muertos entre la población palestina y 5.500 heridos, además de la destrucción total de 4.000 viviendas y daños a otras 20.000, según fuentes palestinas.
"Los asesinos han olvidado que la torá dice ojo por ojo, no un ojo a cambio de una ciudad completa de ojos", afirmó el monarca saudita en el discurso que pronunció en la cumbre.
"Israel debería darse cuenta de que la opción entre la guerra y la paz no puede estar abierta todo el tiempo, y que la iniciativa de paz árabe no seguirá siempre en la mesa de negociaciones", agregó el rey, en alusión a la oferta de la Cumbre árabe celebrada el 28 de marzo de 2002 en Beirut que ofrece el reconocimiento árabe del Estado de Israel a cambio de la retirada de Cisjordania y Gaza.
El monarca saudí también hizo un llamamiento a la reconciliación entre los árabes porque, agregó, "las divisiones ayudan al enemigo".
Por su parte, el Presidente de Egipto, Hosni Mubarak, acusó a Hamás de haber invitado la ofensiva israelí al negarse a prolongar el cese del fuego el mes pasado:
"Todos ustedes saben los esfuerzos que ha hecho Egipto para extender el cese del fuego y nuestra advertencia que los rechazos por cualquier facción a prolongar la tregua era una invitación abierta a una agresión israelí".
El Presidente egipcio precisó que continuará sus esfuerzos por alcanzar una reconciliación entre los palestinos "Sin ella no habrá estabilidad en Gaza y no habrá reconstrucción ni la conclusión del embargo", afirmó Mubarak. Fuentes propias y EFE