domingo, 11 de enero de 2009

Ametralladoras con chupete




RABAT. La avenida Mohamed V de Rabat, a las puertas del Parlamento, se convirtió este mediodía en una escuela del odio, de la venganza, de la guerra y de la irracionalidad. Calculo que eran unos 2.000 los niños y bebés que han protagonizado una manifestación contra el ataque israelí sobre Gaza. Estaban acompañados por otros tantos adultos que, sin duda, eran los descerebrados responsables del macabro invento.

Padres y profesores enseñaban sin disimulo ante nuestras cámaras a los niños a escupir, pisar y quemar la bandera de Israel; les colocaban los dedos en los gatillos de ametralladoras y pistolas que no perdían su significado por ser de juguete; los llevaban vestidos a imagen y semejanza de los guerrilleros de Hamas y Al Fatah y los empujaban a rezar cantando con ellos por el fin de Israel y Estados Unidos.

Había decenas de misiles de cartón que los niños habían realizado, evidentemente, instruidos por sus mayores. Decenas de menores han acudido también desde casa con sus muñecas ensangrentadas y amortajadas para celebrar un multitudinario funeral a las puertas del Parlamento, donde rara es la tarde que las Fuerzas Auxiliares no corren a porrazos a los diplomados en paro. Pero esta mañana los antidisturbios ni ninguna autoridad competente frenaron esta manipulación asquerosa de niños que no tenían ni idea de qué hacían.

Hicham, un padre de Salé, ciudad vecina de Rabat, se colocó orgulloso delante de mi cámara con su hijo Ilias, de tres años. El padre llevaba el rostro cubierto con pasamontañas y blandía una ametralladora de plástico. El niño llevaba un casco militar y una bandera de Marruecos, pero prefería hacer más caso a la galleta que se comía que a los retratos del periodista, hasta que su madre le arrancó el dulce de la mano para que la foto quedase como Alá manda.

Algunos bebés de pocos meses disfrazados pasaban como peleles por los brazos de los que se querían fotografiar con ellos para guardar un recuerdo. Me pregunto si un día no saldrá una de estas imágenes en los telediarios mientras nos cuentan que el hoy niño se ha inmolado no sé dónde matando a no sé cuántos infieles. No me extrañaría.