Desde el 29 de noviembre de 1947 hasta la propuesta saudita
Autor: Lic. Samuel Leillen
La Guerra de 1948 dejó dos problemas críticos: el de los refugiados palestinos y su retorno al Estado de Israel y la definición ciudadana de los árabes del Estado de Israel. Ambos temas, hacen al carácter judío del Estado de Israel.
Hasta la Primera Guerra Mundial, Palestina era parte del Imperio Otomano y en 1917 el Reino Unido inició su Gobierno de la zona. Ese año se redactó la Declaración Balfour: ``El Gobierno de su Majestad reconoce la aspiración del establecimiento en Palestina de un hogar nacional para los judíos''.
En 1922, la Liga de las Naciones otorgó al Reino Unido el mandato sobre Palestina, que incorporó la Declaración Balfour. El 29/11/47 la Asamblea General adoptó la Resolución 181 que incluía cuatro partes: futura constitución y Gobierno de Palestina, fronteras; ciudad de Jerusalén y capitulaciones.
La Resolución aprobó la creación de dos Estados, uno árabe y otro judío, con Jerusalén bajo un régimen internacional administrado por las Naciones Unidas. El 14/5/48 es proclamado el Estado Judío y al mismo tiempo estalló la guerra.
La identidad palestina
Al finalizar el conflicto en 1949, la Franja de Gaza quedó bajo administración de Egipto y la zona de Judea y Samaria fue anexada al Reino de Jordania. Desaparece la temática del Estado árabe en Palestina anunciado por las Naciones Unidas. Al occidente del río Jordán se desarrolla un proceso de ``jordanización'', un intento de convertir a los habitantes del lugar en ciudadanos jordanos en el sentido más amplio y completo del concepto.
Ese esfuerzo, impulsado durante 19 años por las autoridades jordanas, se interrumpió con los resultados de la Guerra de 1967, punto crucial para la definición de la identidad palestina, pues después de ella Jordania perdió la Franja Occidental que quedó en manos de Israel, iniciándose una etapa de ``palestinización'' de la identidad de los habitantes de Judea, Samaria y Gaza.
A partir de 1967, los árabes de Israel y los de los territorios ocupados vivieron en un mismo espacio político consolidándose como pueblo definido y físicamente unificado, formulando la aspiración de un Estado propio.
Hasta 1964 la Carta de la Organización por la Liberación Palestina (OLP) declaraba que el objetivo era la destrucción de Israel, dado que el movimiento de liberación nacional judío es artificial, producto de las ambiciones colonialistas occidentales, carente de legitimidad histórica y política, y en su lugar debe haber un solo país, en el cual la demografía determine la democracia.
La lucha se conducía desde el exterior. En los años '60 hacían en la OLP analogía entre la lucha palestina y la lucha en Argelia: conflicto armado en contra de una potencia colonialista, y la transformación del país, después de la liberación, en un Estado islámico. Pero en la década de los '80, la OLP se convirtió en un movimiento laico y los judíos no reaccionaron en Palestina como los europeos en Argelia. Resistieron valientemente, tenían respaldo internacional y se basaban en una gran fuerza militar. El entender que no es este un conflicto entre ``colonizado'' contra ``colonizador'' llevó a reconocer que sólo un arreglo territorial podría conducir a alguna solución.
Al ser expulsados de Jordania en el ``septiembre negro'' de 1970 y del Líbano como consecuencia de la Guerra de 1982, se inicia un nuevo proceso en el cual el centro de acción palestino pasa a operar directamente desde los territorios ocupados por Israel, perdiendo fuerza los grupos combatientes residentes en el exterior. En 1987 estalla la primera intifada (del árabe: ``agitación; levantamiento'') que expresa la conformación, y en cierta manera el reconocimiento por parte de Israel de un Movimiento de Liberación ubicado dentro de Palestina y que no actúa según instrucciones recibidas del extranjero. Iaser Arafat dirige su actividad desde Ramala.
La idea del Estado binacional
Después de tantos años de violencia, la solución favorita tanto a nivel internacional como en la opinión pública de ambas partes, es poner en práctica la Resolución 181 y establecer un Estado árabe soberano e independiente junto al Estado de Israel: ``dos Estados para dos Pueblos''.
Pero en determinados momentos se planteó la solución de un sólo Estado binacional, idea que va tomando cuerpo nuevamente en círculos intelectuales palestinos importantes, incluso en Israel.
El final del apartheid en Sudáfrica en 1994 se había convertido en ejemplo ante los ojos de ciertos grupos palestinos como alternativa a la propuesta de dos Estados.
Se comenzó a presentar a Israel como país de discriminación y al sionismo como movimiento racista: ``El colonialismo judío sionista está comprometido con la idea de superioridad del hombre blanco de Europa con vestimenta judía. El sionismo se basa en racismo que se manifiesta en los textos escolares, en la forma como se describe a los árabes en los medios de comunicación, en las expresiones de los líderes políticos''.
La comparación con Sudáfrica apasionó a intelectuales internacionales y palestinos. Ibn Said, personalidad palestina cuyo prestigio se puede comparar con el de Arafat mismo, escribió ``The One State Solution'', donde propone la idea de un sólo país conformado por cantones, sin identificación nacional, donde podrían reubicarse los refugiados. Ibn Said no presentó su solución como una utopía, sino como camino inevitable.
Las pretensiones de los refugiados
Los Acuerdos de Oslo llevaron a los palestinos a suponer que el proceso llevaría a los israelíes a aceptar el retorno de gran parte de los refugiados a sus hogares dentro del Estado de Israel.
¿Cómo desarrollaron esta ilusión? Posiblemente expresiones de algunos sectores israelíes en este sentido los llevaron a considerar que sería factible quebrar la oposición israelí al retorno palestino. Un estudioso palestino indicó que el 78% de los judíos residen sobre el 14% del territorio, por lo cual el retorno de cinco millones de árabes es factible.
Al llegar a Camp David, se enfrentaron con la realidad que se habían equivocado.
Ehud Barak estaba dispuesto a una renuncia territorial a cambio de una renuncia total del tema del retorno y la responsabilidad de haber creado el problema de los refugiados. En esas circunstancias, Arafat no tuvo ni la intención ni el coraje de esquivar las aspiraciones originadas en el año 1948.
La propuesta saudita
En marzo del 2007, la cumbre árabe de Riad elevó a Israel una propuesta de paz y normalización de las relaciones diplomáticas, a cambio del retroceso israelí a las líneas del '67 y ``solución justa y acordada del tema de los refugiados según la Resolución 194 de la ONU'', con un apéndice: ``rechazando todo otro tipo de propuesta que dé solución a los refugiados''.
Difícil que Israel esté en condiciones de aceptar esta formulación, habiendo consenso en la opinión pública israelí que el tema de los refugiados debe ser resuelto por el nuevo Estado palestino a establecerse y por los países árabes, para proteger la estabilidad de Israel como Estado judío.
La elite intelectual de los árabes ciudadanos de Israel insiste nuevamente en un solo Estado en Palestina, laico, sin definición étnica, ``de todos sus ciudadanos'', en el cual quedaría anulada la Ley del Retorno israelí que asegura ciudadanía a los judíos, pero en la cual entrarían en vigor las posibilidades de retorno de los refugiados a sus poblados de origen.
Esto es, en lenguaje elegante, la negación de la existencia de un Estado judío.